sábado, 24 de septiembre de 2011

LA BIBLIA Y EL PENSAMIENTO POSITIVO



Lo imposible sólo tarda un poco más

Hoy en día es una idea cada vez más aceptada el que uno mismo es el autor de su felicidad o de su desdicha. Dicen los sabidos que todo depende de cómo uno mira las cosas.

Si uno mira la vida con lentes oscuros, hay chances de que muchas cosas le salgan mal, pero si, por lo contrario, la mira con lentes rosa, es muy probable que la vida lo trate muy bien. Mejor dicho, si uno cree que todo es posible, todo se vuelve posible. En esto consiste el “pensamiento positivo.”

Pues bien, créase o no, la buena vieja Biblia, esa misma que asusta a tanta gente, es una formidable enciclopedia del pensamiento positivo. Por más que en sus páginas se suceden catástrofes más inverosímiles unas que otras, siempre todo termina bien para el que cree en lo imposible.

Allí donde abunda la muerte, la Biblia con fuerza reafirma la vida: en los desiertos crecen vergeles; en los arenales brotan ríos de agua; la casa ayer derrumbada hoy se yergue más sólida que nunca; un terrífico guerrero es derribado por un pastorcito; el lobo pace junto al cordero, la prostituta se redescubre virgen; la mujer estéril da a luz siete veces; los pobres son saciados; los árboles danzan de alegría.

Los panes y los peces se multiplican, el agua se convierte en vino, los ciegos ven, los cojos andan derechito, los sordos escuchan, los mudos hablan y los muertos resucitan.

Todos los milagros de Jesús – adornados o no - quieren decir una sola cosa: nadie está condenado a la fatalidad. El karma no es la ley suprema. Sobre nuestro destino, ni el polvo ni la muerte tienen la última palabra. No somos condenados. No somos presos de nuestra condición de terráqueos. Todo puede superarse, todo se puede trascender, todo puede ser recreado.

Sin caer en la magia o en los delirios (que sería muy feo), nosotros, los de la fe, asumimos con un mismo entusiasmo nuestra realidad de barro junto con esa visión positiva de las cosas. Porque esa misma visión nos viene directamente de la Palabra, la que de la nada todo lo hace: transfigura la materia, transforma el pecado en gracia, la cruz en triunfo, la muerte en nacimiento, el esclavo en hijo, lo humano en divino.

Esa visión de las cosas es el sol de la vida.

“Tengan fe en Dios” dice Jesús. Yo les aseguro que el que diga a ese cerro: ¡Levántate de ahí y arrójate al mar!, si no duda en su corazón y cree que sucederá como dice, se le concederá. Por eso les digo: todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán.” (Marcos 11, 22-24).

“Pero cuando el hijo del Hombre vuelva a la tierra ¿encontrará fe todavía?” (Lucas 18, 8).

Eloy Roy

4 comentarios:

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  3. vaya que bien, alguien se lo hubiera dicho a los apostoles aquello de que Hoy en día es una idea cada vez más aceptada el que uno mismo es el autor de su felicidad o de su desdicha. Dicen los sabidos que todo depende de cómo uno mira las cosas.

    Si uno mira la vida con lentes oscuros, hay chances de que muchas cosas le salgan mal, pero si, por lo contrario, la mira con lentes rosa, es muy probable que la vida lo trate muy bien. asi no hubieran pasado las penurias y encarcelmientos y muerto de la forma que lo hicieron a lo mejor estaban viendo las cosas de manera negativa o les falto fe.

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  4. vaya que bien, alguien se lo hubiera dicho a los apostoles aquello de que Hoy en día es una idea cada vez más aceptada el que uno mismo es el autor de su felicidad o de su desdicha. Dicen los sabidos que todo depende de cómo uno mira las cosas.

    Si uno mira la vida con lentes oscuros, hay chances de que muchas cosas le salgan mal, pero si, por lo contrario, la mira con lentes rosa, es muy probable que la vida lo trate muy bien. asi no hubieran pasado las penurias y encarcelmientos y muerto de la forma que lo hicieron a lo mejor estaban viendo las cosas de manera negativa o les falto fe.

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